Gracias Dios por este nuevo día,
cuando despierto, ¡todavía estás conmigo!
“Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce los pensamientos
que me inquietan.
Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda
y guíame por el camino de la vida eterna.”(1)